Cumplir un sueño o un anhelo en cualquier ámbito de la vida, siempre será posible obtenerlo si se tiene un propósito. Se requerirá una cuota de esfuerzo, claro está. Pero a la meta se llegará igual. Si se tiene talento, el camino para alcanzar ese deseo, será aún más fácil, aun cuando –como en todo orden de cosas- se presente algún imponderable u obstáculo.
Las ganas de llegar lejos y triunfar, están insertas intrínsecamente en el ADN del estudiante del Liceo Polivalente Municipal de la Corporación Municipal de La Florida. Sí, de principio a fin, sin exagerar. Y la fuerza y el amor propio de la superación, son conceptos aliados que batallan contra el destino de la educación pública y demuestran, una vez más, que esta tiene mucho que decirle a la gente y al futuro.
Lo mostrado por los jóvenes de tercero y cuarto medio (hombres y mujeres de 16 a 18 años) el pasado 3 de mayo en este recinto educacional (emplazado en la emblemática Avenida La Florida), cumple cabalmente con aquello que buscamos en lo más recóndito de nuestros corazones. Eso que esperamos recordar y transmitirle a nuestros hijos, nietos y bisnietos. Que la fuerza del profesionalismo, es capaz de quebrarle la mano al destino.
En el libro filosófico, “El vendedor más grande del mundo”, Og Mandino –fallecido y célebre autor estadounidense de textos de superación personal y autoayuda- plantea que la clave del éxito, consiste en saludar cada día con amor en el corazón, es decir, que nunca debemos permitir que la mente sea atraída por el mal y la desesperación, ya que hay que estimularla con los conocimientos y la sabiduría.
Algo que entienden a la perfección los adolescentes del Liceo Polivalente Municipal, quienes, con un derroche de talento, realizaron una excelsa jornada de hotelería, donde pusieron en práctica todo lo que han aprendido en la especialidad.
La historia dirá que aquel 3 de mayo, estos ambiciosos jóvenes (en el buen sentido del término) protagonizaron y pusieron en marcha la “Jornada Hotelera 2018, estamos donde queremos estar”. Una instancia en la que generaron un diálogo e intercambio de experiencias profesionales con supervisores de las cadenas de hoteles más importantes de Santiago.
Luego, como punto culmine, hicieron de una de las salas del liceo, un verdadero comedor de hotel. Aquí, el mejor de los desayunos, deleitó a los docentes y a los profesionales de los hoteles más importantes de la capital. Una real experiencia de servicio que recién comienza. La historia nació para ser cambiada. ¡Qué duda cabe!